miércoles, 2 de mayo de 2007

La Reingeniería de Procesos y sus posibilidades en la Gestión Pública



Como se ha explicado en clase, la Reingeniería de Procesos-RP tiene como objetivo optimizar los flujos del trabajo y la productividad de una organización; y para ello implementa cambios sustanciales centrando su atención en sus procesos y no en las funciones. Esta manera de mirar, organizar y evaluar el trabajo, redunda en beneficio del cliente en la medida que se agiliza la atención de los servicios.

Esos son los beneficios. Pero, ¿cuáles son los requisitos?,
¿Hasta que punto los gerentes públicos tienen las condiciones para efectuar los “cambios” y virar hacia una gestión publica moderna, eficiente y sobre todo transparente y democrática?.

Sabemos, que las organizaciones del sector público y sus instituciones -reglas de juego- no han sido diseñadas para promover cambios. Al contrario, tengo la impresión que fueron pensados para que nada cambie. La base legal, los procedimientos y los mecanismos de control estatal son rígidos y han sido diseñados para que nada se le escape, no para cambiar y mejorar. Así tenemos por ejemplo que las evaluaciones normalmente centran su atención en el desempeño de las funciones y no en los ciclos de los procesos, a los cuales las personas responden. Bajo esta realidad, me pregunto ¿será posible realizar Reingeniería de Procesos, sin cambiar antes esta rígida estructura formal?. Considero que existen muchos límites “formales” que impedirían una exitosa implementación de RP.

Pero, aun si el cambio de la estructura formal llegase a darse –cosa que dudo-, creo que la otra gran tarea es, articular de manera coherente y equilibrada, la eficiencia “técnica” con las decisiones políticas, a fin de que la gestión pública, en verdad genere valor público.

Todos sabemos que la acción pública busca realizar de la mejor manera los intereses públicos y en el proceso debe minimizar los conflictos de intereses que forman parte de las acciones colectivas.
De ahí que considero, que mientras el tema no sea abordado integralmente, el gerente público va ha tener serias dificultades para realizar una gestión eficiente, pues mientras las decisiones políticas estén dominadas por grupos de intereses particulares, sean los propios de los cuerpos de funcionarios, sean los de las corporaciones económicas privadas, o los estrictamente partidarios, seguirán siendo pobres los resultados de la administración pública y sobre todo inequitativos.

Desde mi visión de las cosas, creo que la gestión publica y la gerencia política, requiere del cumplimiento de por lo menos estos tres elementos claves:

PRIMERO, EFICIENCIA: aquí es donde encaja la RP

SEGUNDO, PRACTICA DE UNA CULTURA DEMOCRATICA. Referido principalmente a las decisiones políticas, las mismas que deben ser tomadas, de acuerdo con la demanda de los ciudadanos y que tenga a la base la búsqueda de la equidad y la igualdad de oportunidades

TERCERO, CONTROL CIUDADANO. La vigilancia ciudadana es crucial, para garantizar el buen desenvolvimiento de la gestión pública. El ciudadano debe conocer sus derechos ejercerlos y contar con canales que le permita participar de las decisiones.

Como se habrán dado cuenta, mi reflexión no gira exclusivamente en torno a la RP, mas bien, he querido ampliar el espectro para ver otros elementos, que considero facilitará la labor del gerente público, y en consecuencia mejorar los resultados de nuestra administració pública.

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